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sábado, 2 de noviembre de 2013

Los terribles dos años y sus rabietas.

Hola. Mi post de hoy se centrará en las rabietas. Sí, esa etapa en la que nuestros retoños, adoptan la pataleta como medio de expresión para comunicarnos su enfado por algo.



Sinceramente os digo que, para mí, esta etapa es un poco estresante, principalmente porque no me gusta nada ver como mi peque menor, se enfurece, llora, grita, lanza por los aires todo lo que esté cerca de su radio de acción, etc, etc. Me siento incómoda viendo cómo llora, no sabiendo cómo consolar su frustración, así que, siendo mi peque menor, ya mi segundo retoño, teniendo ya experiencia por haber superado las rabietas del mayor, me he propuesto hacer lo siguiente cada vez que se avecina el temporal o estamos ya inmersos en él.

Lo primero que quiero decir que las pataletas, son NORMALES. Nuestros hijos se van haciendo más autónomos e independientes, tienen mayor capacidad para explorar lo que les rodea y son capaces de ir mostrando sus gustos y preferencias, cada vez, con una mayor individualidad. Lo que ocurre es que su capacidad de expresión sigue siendo pequeña, lo que les impide poder expresarnos cómo se sienten o, por qué lloran y se enfurecen. La pataleta, es pues, su vía de escape.

¿Qué podemos hacer nosotros como padres?. Yo diría que muy poco. Respetar esta etapa tan importante de su desarrollo. Tener una buena dosis de paciencia y empatía, comprender que lo que hacen no es porque sea caprichoso, mimoso, rebelde o tenga "genio". No, lo hacen porque ni ellos mismos son capaces de controlar aún sus emociones.

Cuando mi peque menor tiene una rabieta, de nada vale que la abrace, bese, hable o distraiga. Nada. En ese mismo instante está tan enfurecida, que me parece que lo mejor es que se desahogue. Nunca me alejo de donde se encuentra. Procuro mantener la calma y decirle:" Mamá está aquí cerca, cuando quieras, mamá vendrá a darte un gran abrazo y un beso". Si me busca y pide brazos o teta, no se lo niego. De nada sirve decirle: " pues como te estás portando mal, ahora, te quedas ahí, hasta que se te pase el enfado". Si algo he aprendido como madre reincidente, es que muchas veces somos los propios padres los que nos sentimos incómodos con las rabietas, especialmente si estas se producen delante de otra gente. Piensas que los demás están pensando "vaya genio tiene tu peque, como no la pares ahora... Os va a dominar..." O, " madre mía, vaya enfado, lo mejor es ignorarlos, ya se le pasará cuando vea que nadie le hace caso". Yo, con mi peque mayor, me ponía muy nerviosa, intentaba justificar la pataleta, pero, con la peque menor, no, me da lo mismo. Sé que es algo absolutamente normal, sé que no es rebelde, ni mimosa, ni consentida, sé que lo hace porque se enfada, al igual que yo y, que, con el tiempo, mi paciencia y mi comprensión irá manejando su frustración y la irá canalizando.

No soy madre de seguir métodos, ni para dormir, ni para comer, ni para educar. Mi dogma es el INSTINTO, soy instintiva.

Saludos.


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